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sábado, 27 de septiembre de 2014

.- LA REDENCION DE TOM .- CAPITULOS 53º 54º Y 55º

solo por esta vez les agrego aunque vea 2 comentarios pero sera primera y ultima vez ... si no veo 4 o mas comentarios ahora si no les agrego nadaa!!! aunque pasen meses ... bueno, que esten bien, disfruten

CAP 53.-
Cambridge, Massachusetts

A finales de octubre llegó por fin la fecha que Tom había estado esperando. Llevaba semanas fantaseando con lo que iba a hacer con ______ en cuanto terminara su período de celibato forzoso. Lo había planificado todo meticulosamente.
La tarde antes de la fecha, ella lo llamó. El teléfono sonó dos veces antes de que Tom respondiera.
—Hola, preciosa.
______ se ruborizó. Nunca dejaba de maravillarla el poder que tenía de acelerarle el corazón con un par de palabras.
—Hola, guapo. ¿Dónde estás?
—Comprando un par de cosas. ¿Y tú?
—En casa.
Él hizo una pausa y ______ oyó la puerta del coche cerrándose.
—Has llegado pronto. No te esperaba hasta las seis.
—La profesora Marinelli ha cancelado la clase porque tiene laringitis. Creo que me voy a dar un baño. Luego me echaré un rato hasta que llegues. Me he levantado muy temprano esta mañana.
El sonido del Range Rover al ponerse en marcha llegó hasta los oídos de _______.
—Muy bien. No tardaré. Nos vemos en casa.
—Te quiero.
—Yo también te quiero.
A ______ le pareció que Tom disimulaba la risa antes de colgar. No sabía qué le habría hecho gracia. Dio una vuelta por la cocina, preguntándose por qué Rebecca no habría preparado nada para cenar. Sorprendida, subió la escalera. Si molestarse en colgar la ropa, la dejó tirada en el suelo del dormitorio antes de meterse en la ducha. El agua caliente la animaría. Había sido un día agotador.Cuando estaba acabando de ducharse, oyó que se abría la puerta.
—¡Eh, hola!
Tom estaba ante ella, desnudo y sonriente. La saludó con un beso.
—¿Tú también necesitabas una ducha? —preguntó, tratando de no devorarlo con la vista y fallando estrepitosamente en el intento.
—No. Sólo quería estar donde tú estás.
Ella le devolvió el beso.
—Gracias.
Con una mano, ______ le recorrió el pecho y fue bajando hasta llegar a la uve que quedaba enmarcada por sus caderas. Luego cerró el grifo y se escurrió el agua del pelo. Tom cogió una toalla y se la ofreció. En ese momento, ella se dio cuenta de que él tenía los ojos brillantes de excitación y una sonrisa cada vez más amplia.
—¿Qué?
—¿Has olvidado qué día es hoy? —Tom le deslizó un dedo por el brazo.
—No, pero nuestro día especial es mañana.
—Vamos a empezar a celebrarlo antes.
—¿Crees que es prudente?
—Me importa un bledo. Ya he esperado bastante. No se le puede pedir tanta paciencia a un hombre.
—¿Ah, no? —_______ ladeó la cabeza.
—Así que prepárate para una sesión de placer, cariño.
Ella se secó tan rápidamente como pudo antes de enrollarse la toalla en la cabeza.
Tom le mostró un bote de vidrio para que leyera la etiqueta.
—Pintura corporal de chocolate. —_______ levantó la vista—. ¿Ahora?
—Ahora. —Le hizo cosquillas con una pequeña brocha en la nariz—. Dijiste que te gustó nuestro experimento de pintura corporal en Selinsgrove. He pensado que podíamos repetir.
—Pero pensaba que querrías hacer otras cosas. Te has estado ocupando de mí durante estas semanas. Yo casi no he podido hacer nada por ti.
—Yo disfruto con los preliminares tanto como t ú —susurró Tom, entornando los ojos—.Además, tengo planes para los dos.
—¡Guau! —______ soltó el aire de golpe.
—Había pensado probarlo en el dormitorio, pero puede ser un poco... complicado.
Se acuclilló delante de ella hasta que los ojos le quedaron a la altura del ombligo y abrió el bote. Hundió la brocha en el chocolate, empapándola generosamente.
—¿Empezamos? —preguntó, guiñándole un ojo.
Ella asintió, con los párpados entornados. Lentamente, Tom le dibujó un corazón alrededor del ombligo. La sensación del chocolate y la suave brocha sobre la piel le hicieron cosquillas. A pesar de que se movió, inquieta, él siguió a su ritmo, sin apresurarse.
—Así. Perfecto. —Dejó el bote a un lado y se lamió los labios.—Ahora viene la parte divertida. ¿Lista?
—Sí —contestó ella con voz aguda.
Cuando la lengua de Tom entró en contacto con su piel, tuvo que sujetarse al toallero con manos temblorosas. Con decisión, él formó remolinos con la lengua, atravesando el chocolate e introduciéndose en su ombligo. Al darse cuenta de que le fallaban las piernas, la sujetó por las nalgas.
—Sabe mejor de lo que esperaba —comentó él entre mordisquitos—. Supongo que es porque me gusta tu sabor.
La lengua de Tom se abrió camino hasta su cadera, que besó con la boca abierta.
—Creo que necesitamos un poco más de chocolate. ¿Qué opinas?
—Sí, por favor —respondió _______, asintiendo con fervor—. Definitivamente, más chocolate.
Tom volvió a coger el bote y la brocha.
—Pues agárrate fuerte, cariño, porque pienso ser muy meticuloso.
Echándose hacia adelante, ella le sujetó la barbilla.
—Yo también.

CAP 54.-
A medida que noviembre iba avanzando, John y Diane recibieron varios informes positivos sobre la salud de su hijo. Habría que operarlo, pero crecía con normalidad y Diane estaba bien. ______ recibió las noticias sobre la salud de su hermano con alivio y un prudente optimismo. No le había contado a su familia lo de sus fibromas ni la reversión de la vasectomía de Tom. No tenía sentido, ya que no sabían que él se la había hecho años atrás. Y no quería que nadie se preocupara por la salud de ella, sobre todo teniendo en cuenta que la doctora Rubio afirmaba que los fibromas eran muy comunes y, al menos de momento, nada serio. Tom y _____ se ayudaban el uno al otro a llevar sus cargas de salud, hablando de ello sólo con Rebecca. Sin embargo, la carga del doctorado ______ la llevaba sola. (O eso le parecía.)
Una noche de noviembre, Tom se despertó sobresaltado. Se espabiló de golpe y aguzó el oído porque le parecía que oía algo. En la distancia, distinguió el llanto de una mujer. Alargó la mano hacia _______ en la oscuridad, pero no estaba.
Sin molestarse en encender la luz ni en coger la bata, se puso en pie de un salto y salió de la habitación desnudo. Una rendija de luz salía de debajo de la puerta del estudio. Se dirigió hacia allí rápidamente, mientras el llanto arreciaba. Dentro encontró a _______ con la cabeza apoyada en el escritorio. Los hombros le temblaban, tenía
las gafas encima del portátil y un gran montón de libros esparcidos por la mesa y el suelo.
—Cariño —le apoyó la mano en la cabeza—, ¿qué te pasa?
—No puedo hacerlo.
—¿No puedes hacer qué? —Tom se agachó a su lado.
—No puedo seguir el ritmo de las clases. Voy retrasada en todas las lecturas. Tendría que estar escribiendo trabajos, pero no lo he hecho porque estaba leyendo. Y tendría que estar haciendo las revisiones de la conferencia, pero no he tenido tiempo. Y estoy tan cansada... —La voz se le quebró.
Él le dirigió una mirada de comprensión.
—Ven a la cama.
—¡No puedo! —gritó ella, levantando los brazos—. Tengo que quedarme y acabar de leer. Y mañana iré a la biblioteca para avanzar en los trabajos. Las revisiones de la conferencia las haré, pero no sé cuándo.
—Esta noche no vas a hacer nada más. Por mucho que te quedes despierta, estás demasiado cansada para concentrarte. Ven a la cama ahora y mañana te levantas temprano. Durante el desayuno hablaremos sobre las lecturas. Quizá pueda darte mi opinión. No sería trampa, sería como consultar las CliffNotes —dijo él, con un gesto tranquilizador.
Ella negó con la cabeza. Ni las CliffNotes ni el Rincón del Vago podían ayudarla. Tenía que hacerlo por su cuenta.
—_______, son las dos de la mañana. Ven a la cama. —El tono de Tom se había vuelto autoritario.
—Tengo que leer.
—Si duermes ahora, luego te echaré una mano. Te acompañaré a la biblioteca y te ayudaré a buscar información. Eso te haría ganar tiempo.
—¿De verdad harías eso? —______ se sonó la nariz.
Él frunció el cejo.
—Por supuesto. Llevo todo el semestre ofreciéndome a ayudarte. Eres tú la que no me dejas.
—Ya tienes bastante con tu trabajo. Y con la operación y todo lo demás. —______ bostezó y se frotó los ojos.
—Si no te cuidas, vas a acabar enferma. Venga. —Agarrándola por el codo, la ayudó a levantarse antes de cerrar el portátil con firmeza.
La siguió por el pasillo.
—Estoy tan cansada... —admitió ella, sorbiendo por la nariz al apoyar la cabeza en la almohada.
Estaba demasiado cansada hasta para dormir.
—Sólo tienes que pedírmelo. Haría cualquier cosa por ti. Ya lo sabes —le dijo Tom.
—Se supone que tengo que hacerlo sola.
—Tonterías. —La abrazó por la cintura—. El programa de estudios es extenuante. Seguro que los demás aprovechan toda la ayuda que pueden conseguir.
—A ti no te ayudó nadie.
—¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? Precisamente por eso acabé recurriendo a la coca. Además, tenía a Paulin... tenía a alguien que se ocupaba de mí.
Tom suspiró y bajó el tono de voz.
—Tú me cuidaste cuando volví a casa del hospital. Probablemente por eso te has retrasado en las lecturas. Déjame ayudarte hasta que te pongas al día. Pero lo más importante ahora es que duermas un rato. Mañana hablamos.
_______ estaba demasiado cansada para discutir. Poco después, su respiración profunda le dijo a Tom que se había dormido.

CAP 55.-
Ese sábado, ______ y Tom tenían previsto pasarlo en la biblioteca, buscando información para los trabajos de ella. Para demostrarle lo agradecida que estaba, le preparó tortitas mientras él leía el Boston Globe sentado a la mesa de la cocina, vestido sólo con los pantalones del pijama. Vertió la masa en la plancha caliente antes de decirle:
—Hay algo que me ronda por la cabeza.
—¿De qué se trata?
—No puedo evitar preguntarme qué decía la nota que me dejaste en el apartamento de Toronto.
Tom bajó el periódico.
—¿Qué nota?
—La que no sobrevivió a mi berrinche.
—Ah, esa nota.
_______ puso los ojos en blanco. Él dobló el periódico y lo dejó a un lado.
—¿De verdad quieres saberlo?
—Por supuesto.
—Pero la rompiste.
Ella hizo una mueca.
—Pensaba que me habías perdonado.
—Te perdoné. —Tom sonrió—. Era una simple nota. Me disculpaba por haber sido un asno.
—Fue un detalle por tu parte. ¿Qué decía exactamente?
—Te llamaba mi Beatriz y te decía que te había esperado toda la vida, aunque estaba convencido de que eras una alucinación. Te decía también que ahora que te había encontrado, lucharía hasta que fueras mía.
______ sonrió mientras le daba la vuelta a las tortitas.
—Y tal vez añadí un poema.
Ella se volvió a mirarlo.
—¿Tal vez?
—El soneto número veintinueve de Shakespeare. ¿Lo conoces?
A veces en desgracia ante el oro y los hombres,
lloro mi soledad y mi triste abandono
y turbo el sordo cielo con mi estéril lamento,
y viéndome a mí mismo, maldigo mi destino.
Envidio al semejante más rico de esperanzas
y sus bellas facciones y sus buenos amigos.
envidio a éste el talento y al otro su poder
y con lo que más gozo no me siento contento.
Ante estos pensamientos yo mismo me desprecio.
Felizmente, te evoco y entonces mi natura,
como la alondra al alba, cantando toma altura
para entonar sus himnos a las puertas del Cielo.
Me da sólo evocarte, dulce amor, tal riqueza,
que entonces ya no cambio mi estado por un Reino.
_____ se llevó la mano al corazón.
—Es precioso, Tom. Gracias.
—Lo que es precioso es no tener que contentarme con recuerdos. Te tengo a mi lado.
______ apagó el fuego y retiró la parrilla bruscamente.
—¿Qué haces? —preguntó él, sorprendido.
______ lanzó la espátula sobre la encimera.
—Vamos a inaugurar el sexo de revelación de contenido de nota rota. Llevo toda la vida queriendo probarlo. —Agarrándolo de la mano, hizo que se levantara de la mesa y tiró de él en dirección al salón—. Vamos.
Él plantó los pies firmemente en el suelo.
—¿Qué clase de sexo es ése?
—Ya lo verás. —Con una descarada mirada, echó a correr hacia la escalera, con Tom pisándole los talones.

Tras un largo día de investigación en la biblioteca, Tom y ______ regresaron a casa. Hacía rato que había anochecido. Mientras ella encargaba una pizza por teléfono, él revisó el correo. Le llamó la atención un sobre color azul con su nombre escrito en una letra angulosa que no le resultaba familiar. El remitente era de Nueva York.
Intrigado, lo abrió y leyó la carta:

Querido Tom: (si puedo llamarte así)
Recientemente se ha puesto en contacto conmigo Michael Wasserstein, el abogado de la familia, diciéndome que has estado haciendo preguntas sobre nuestro padre, Jorg Davies. Me dijo que querías saber más cosas sobre la historia de la familia. Me llamo Kelly Davies Schultz y soy tu hermanastra. Tenemos una hermana menor, Audrey. Siempre quise tener un hermano. Te lo digo porque lamenté mucho la actitud de mi madre y de mi hermana respecto al testamento. Yo no tuve nada que ver en su decisión de impugnarlo. Quise
escribirte entonces para contártelo, pero mi madre estaba pasando un mal momento y pensé que no lo entendería. Me equivoqué al no hacerlo.
Mi madre murió la pasada primavera y desde entonces he pensado a menudo en ti. Quería ponerme en contacto contigo, pero tenía dudas. Ha sido providencial que dieras señales de vida cuando lo has hecho. Michael me ha dicho que vives en Massachusetts, que eres profesor universitario y que te has casado hace poco. Me preguntaba si a tu esposa y a ti os apetecería venir a Nueva York para
conocernos a mi marido Jonathan y a mí. Nos encantaría invitaros a cenar. Eso nos daría la oportunidad de conocernos mejor. Dudo que Audrey se ponga en contacto contigo por razones que prefiero contarte en persona. Pero estoy deseando conocerte y contarte todo lo que sé de la historia de la familia.
En el sobre encontrarás mi tarjeta de visita. Te he anotado el teléfono y el correo electrónico. Aunque en la tarjeta veas que soy psiquiatra, no te alarmes. No suelo practicar con la familia. Además, soy especialista en psiquiatría infantil. Así que, aunque aún eres muy joven, eres demasiado mayor para ser mi paciente. Espero tus noticias y espero que podamos conocernos pronto. No dudes en llamarme o escribirme.
Tu hermana,
Kelly


Tom se sentó en una silla y se quedó inmóvil, mirando fijamente la carta.

4 comentarios:

  1. O.o aparecio su hdermanastraaa!!?
    Esooo suena muy muy interesanteee..

    Siguelaaaaaaaa

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  2. :O apareció su hermanastra?? no puedo creerlo, la historia se va a poner mas interesante de lo q esta, (Tn) y Tom no pudieron aguantarse jaja q picarones espero los próximos caps virgi quede muy intrigada con eso de q apareció la hermanastra de Tom, Tom aceptara su invitación?? espero q si..

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  3. Increibleeee me encantó estuvo genial, sube pronto

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