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martes, 2 de septiembre de 2014

.- LA REDENCION DE TOM .- CAPITULOS 25º 26º 27º y 28º

solo por ser cumpleaños de los gemelos les agrego 4 .... o bueno ... ayer que fue pero no les pude agregar ... me dormi :$ ... bueno aqui estan ... bay!!!


CAP 25.-
Septiembre del 2011
Cerca de Essex Junction, Vermont

La tarde siguiente, Paul estaba sentado a la mesa de la cocina de la granja de sus padres, mirando fijamente la pantalla del ordenador. Eran casi las siete. Había vuelto de Inglaterra hacía dos semanas. Cada día se sentaba para responder a ______, pero
aún no había logrado escribir nada. Los emails de ésta siempre eran alegres y animados y el último no era una excepción. Le había escrito desde Italia, animándolo a visitar los Museos Vaticanos la próxima vez que estuviera en Roma. Como si necesitara que lo animaran a eso. Y como si necesitara que le recordara que estaba casada y recorriendo Europa con su flamante y maduro marido, que probablemente pasaba los días tratando de convencerla de que tuvieran un hijo. «Cabrón.»
Paul era jugador de rugby. Un tipo duro. Pero, sin pretenderlo, esa menuda mujercita de Selinsgrove, Pensilvania, le había puesto la vida patas arriba. Había tomado una decisión, pero ahora que había llegado el momento de llevarla a la práctica, tenía miedo.
—Esto es ridículo —murmuró.
Empezó a escribir, pero en ese preciso instante, alguien llamó a la puerta de atrás.
Intrigado, fue a ver quién era.
—Hola —lo saludó Allison, con un gran vaso de café del Dunkin’ Donuts en cada mano—. He pensado que te vendría bien uno de éstos.
Al ver que él no decía nada, añadió incómoda:
—¿Estás trabajando en la tesis? No quiero interrumpirte. —Le dio un vaso de café—. Me voy.
—Espera —dijo él finalmente, aguantando la puerta abierta—. Pasa.
Ella le dio las gracias y se sentó en la silla que quedaba enfrente del ordenador.
—No has dado señales de vida desde que volviste de Inglaterra.
—He estado ocupado —replicó Paul, tenso—. Mi directora de tesis me está metiendo mucha caña. Tengo que acabar un montón de cosas antes de Octubre.
—¿Qué tal el viaje?
Paul bebió un sorbo de café e hizo un ruidito de aprobación.
—Muy bien. La conferencia fue bien y además pude hablar con la directora.
Allison asintió y agarró el vaso con más fuerza.
—¿Estaba ella?
—Se llama _______ —respondió Paul con brusquedad.
—Lo sé —admitió ella, suavemente—. La conocí en esta misma cocina, ¿te acuerdas?
—Sí, estuvo aquí. —Volvió a beber.
—¿Cómo está?
—Está bien. Su esposo también estaba allí.
Allison lo miró. Estaba muy malhumorado y eso no era habitual en él.
—No se te ve muy contento.
Paul no respondió.
—Lo siento —se disculpó ella.
Paul sonrió sin ganas.
—¿Por qué lo sientes?
—Porque no me gusta verte sufrir por ella.
Él se encogió de hombros, pero no lo negó.
—Estaba tratando de contestarle un email cuando has llegado.
Allison agarró el vaso con las dos manos.
—No la conozco, pero me parece raro que siga escribiéndote después de lo que pasó entre vosotros. Parece como si quisiera darte esperanzas en vano.
—Tienes razón, no la conoces —replicó Paul, fulminándola con la mirada.
—Dudo que a su esposo le guste.
Él murmuró algo sobre el profesor que no sonó demasiado halagüeño. Allison permaneció esperando alguna reacción, pero como no llegó, se levantó.
—No hace falta que me acompañes a la puerta.
Su ex novio no hizo caso y la siguió.
—Gracias por el café.
—De nada —dijo ella y salió de la casa.
—Por si sirve de algo, lo siento.
—Yo también —repuso Allison sin volverse.


CAP 26.-
Septiembre del 2011 Umbría, Italia

Cada vez que ______ se sentaba frente al ordenador, se sentía tentada de buscar información sobre los padres de Tom en Google. Pero le había prometido que no lo haría y no traicionaría su confianza, por mucho que le costara. Una de esas mañanas, estaba revisando el correo cuando encontró un email de Paul. Después de leerlo, se echó hacia atrás en la silla, asombrada.
—¿Quieres huevos para desayunar? ¿O prefieres fruta y queso? —preguntó Tom desde la cocina, que estaba al lado del salón.
Al ver que no respondía, se acercó.
—¿Te apetecen huevos o sólo fruta y queso? También hay bollos de la panadería.
Cuando sus ojos se encontraron, vio que estaba disgustada.
—¿Qué pasa?
—He recibido un email de Paul.
Tom se mordió la lengua para no hacer comentarios sobre el Follaángeles y su
comportamiento.
—¿Qué dice?
Sin palabras, ella señaló la pantalla. Él se sacó las gafas del bolsillo y se las puso para leerlo.

Querida ______
Gracias por tu email. Estuviste fantástica en la conferencia y creo que manejaste muy bien las preguntas, sobre todo las de Christa. Me dejaste impresionado. La profesora Picton habló muy bien de ti. No suele alabar demasiado el trabajo de la gente, así
que deberías sentirte muy orgullosa. Por favor, felicita a tu padre y a su novia de mi parte. Es un buen tipo. Me alegro por ellos. Estoy de nuevo en Vermont. La salud de mi padre sigue mejorando. Gracias por interesarte por él. Le daré recuerdos de tu parte y a mamá también. Quiero cumplir los plazos que me ha puesto la profesora Picton, así que mis padres han contratado más personal para ayudar en la granja. Este otoño buscaré trabajo. Si tengo suerte, podré hacer algunas entrevistas en la convención de la Asociación de Idiomas Modernos. Si no consigo trabajo, tendré que quedarme en la granja un año más. Me alegro de que pudiéramos comer juntos. Me gustó mucho verte. Había algunas cosas que quería decirte, pero no lo hice, así que supongo que tendré que hacerlo ahora. Creo que deberíamos separar nuestros caminos. Tú estás casada y yo debo rehacer mi vida. Tal vez en el futuro me sea más fácil, pero mientras tanto prefiero que dejemos de escribirnos. No te lo tomes a mal, por favor, no quiero hacerte daño. Sigues siendo importante para mí, pero
lo he estado pensando y creo que es lo mejor. Sé feliz, Conejito.
Paul

Tom la miró a los ojos. Parecía dolida.
—Le envié un par de emails diciéndole que me había alegrado verlo en Oxford. Ha tardado mucho en responder y ahora contesta esto.
Tom se acuclilló ante ella y le apoyó una mano en la rodilla.
—Está enamorado de ti, ya lo sabes.
—Estuvo enamorado de mí en el pasado.
Él le dirigió una mirada solemne.
—¿Dejaste de quererme cuando me fui de Toronto?
________ se mordisqueó una uña.
—Claro que no.
—Pues si él está enamorado de ti, lo seguirá estando durante un tiempo. O durante toda la vida.
—Pero, entonces, ¿por qué no quiere que sigamos siendo amigos? —preguntó ella, tratando de comprenderlo.
—Porque es demasiado doloroso. —Tom le acarició la mejilla—. Si las cosas hubieran sido al revés y fuera yo el que te hubiera perdido, no podría seguir siendo tu amigo. Tendría que amarte desde la distancia.
—No quería hacerle daño —susurró.
—Estoy seguro de que él lo sabe.
—¿Por qué no me lo dijo en Oxford?
—No quería disgustarte justo antes de la conferencia.
Ella le dirigió una mirada desconfiada.
—¿Tú lo sabías?
Tom dudó un momento.
—Sí.
—¿Por qué no me lo contaste?
—Por la misma razón por la que no lo hizo él. Queríamos que estuvieras centrada en la conferencia.
_______ echó la silla hacia atrás.
—Así que Paul y tú hablasteis sobre mí a mis espaldas.
—Resumiendo, sí.
—Debiste contármelo.
—Te lo estoy contando ahora. Francamente, ________, pensaba que habría cambiado de idea. Pero una vez más Paul me ha sorprendido.
—Vas soltando la información como si fueran vitaminas, en pequeñas dosis.
Tom la miró con una sonrisa ladeada.
—¿Vitaminas?
—Ya sabes lo que quiero decir. Tú y tus secretos. —Trató de levantarse, pero él se lo impidió agarrándola de la muñeca.
—No tengo secretos para ti. Acordamos no hablar más del pasado para mirar hacia el futuro, sin embargo, si quieres que te lo cuente todo, lo haré. —Tom alzó la barbilla con gesto desafiante—. Pero entonces te exigiré que tú también me lo cuentes todo. Por ejemplo, ¿por casualidad hablaste con Paul sobre dejar Harvard?
—¿Qué?
—Me pegó una buena bronca y me exigió que me asegurara de que no abandonaras tus sueños.
________ abrió mucho los ojos.
—¿Cuándo te dijo eso?
—En Oxford, justo después de que fuerais a comer. Así que no me vengas con que tengo muchos secretos. No fui yo quien se fue a comer con un antiguo amor, ni el que le contó sus conflictos conyugales.
—Yo no hice eso —susurró.
—¿Ah, no? ¿Cómo lo llamarías tú?
_______ levantó las manos, pero en seguida las dejó caer a los lados.
—Sólo... salió en la conversación. Estaba preocupada y necesitaba hablar con alguien.
—Ya. ¿Y no se te ocurrió que ya tenías a alguien con quien hablar? ¿Alguien que estaba mucho más cerca?
—Necesitaba tiempo para pensar.
—Eso puedo entenderlo. Pero necesitar tiempo para pensar y contarle nuestros problemas a otra persona son cosas distintas. No estuvo bien, ______ y lo sabes —concluyó en tono reprobatorio.
Ella se lo quedó mirando, esperando que perdiera los nervios, pero para su sorpresa, no lo hizo. (Lo que es una prueba evidente de que el Apocalipsis se acerca.)
Tom siguió hablando:
—Yo no comparto nuestros problemas con nadie. Tienes razón cuando dices que raciono la información, sin embargo siempre lo hago para protegerte. Siempre, siempre, lo hago con amor.
La tomó de la mano antes de continuar:
—Traté de convencer a Paul de que no interrumpiera el contacto contigo. No porque no quisiera que lo hiciera, sino porque no quería verte sufrir.
_______ pestañeó para contener las lágrimas.
—Lo que me duele es que no confíes en mí.
—Confío en ti.
—No del todo. No sé nada de tu familia.
Él apretó los dientes.
—Sabes lo mismo que yo: que la familia de mi madre no quiso saber nada de ella y que, tras su muerte, a mí me dejaron con una familia de acogida. Que mi padre nos abandonó. ¿Quieres que investigue a esas personas? ¿Para qué? ¿Para descubrir más cosas desagradables?
—Esas personas te crearon, Tom. Tiene que haber algo en su historia que merezca la pena. Claro que no quiero que sufras. Pero tu familia forma parte de ti. Si tenemos hijos, algún día te preguntarán por sus abuelos.
Él le soltó la mano. Su cara parecía una máscara de piedra.
—Si pudiera borrarlos de mi memoria, lo haría. No contaminaré a mis hijos con su recuerdo.
_______ alzó la barbilla.
—Un hombre tan bueno y brillante como tú nació de esa contaminación. Y lo mismo será válido para nuestros hijos.
Tom suavizó la expresión. Llevándose la mano de ______ a los labios, le besó el dorso de los dedos.—Gracias —murmuró.
—Tienes razón —susurró ella, con lágrimas en los ojos—. No debí irle a Paul con mis
problemas, pero era mi amigo.
Tom le apoyó la cabeza en el pecho y la abrazó.

CAP 27.-
A la hora de acostarse, Tom entró en el dormitorio. Iba descalzo, vestido sólo con una camisa blanca y unos vaqueros. Al ver a _______, empezó a remangarse la camisa.
—¿Aún tienes la regla?
Ella acababa de cepillarse los dientes y se estaba lavando la cara.
—No, acabé ayer.
—Bien. Desnúdate y túmbate sobre la cama.
Ella se lo quedó mirando.
—Ahora.
Los ojos de Tom brillaban con tanta intensidad que parecía que pudiesen perforarla.
Sin discutir se desvistió, dejando la ropa en el suelo de cualquier manera antes de subir a la cama.
—Boca abajo. Cierra los ojos.
Su tono de voz la hizo estremecer, pero acató lo que le ordenaba. Al cerrar los ojos, el resto de sus sentidos se pusieron alerta. Sintió la brisa que entraba por la ventana. Oyó los pasos seguros de él sobre las baldosas del suelo.
Poco después empezó a sonar The Look of Love, interpretada por Diana Krall. ______ abrió los ojos y vio que su marido había apagado las luces y había encendido velas. Una nube de luz rodeaba la cama.— Cierra los ojos —le ordenó.
Ella obedeció y notó que el colchón se movía. Tom la agarró por la cintura y la levantó para colocarle una almohada debajo de las caderas.
Al parecer, quedó satisfecho con el resultado, ya que sus labios resiguieron una ardiente línea que iba de un hoyuelo al otro de sus nalgas.
Con un dedo, le acarició la columna desde la base hasta la nuca y después le recorrió los hombros de punta a punta. Le colocó otra almohada bajo los pechos desnudos y le estiró los brazos por encima de la cabeza.
—Una obra de arte —le susurró al oído, antes de besarla detrás de la oreja y de succionarle suavemente la piel.
Le recorrió la espalda con la palma de la mano dos veces antes de centrar su atención en las nalgas y las piernas.
La cama se movió cuando la música cambió y Sting empezó a cantar I Burn for You. Julia sintió que el deseo aleteaba por todo su cuerpo.
Notaba su presencia cerca de la cama, pero no oyó nada hasta que él dejó un par de objetos en la mesilla. Volvió la cabeza para ver de qué se trataba, pero Tom se lo impidió cubriéndole los ojos con la mano.
—¿Confías en mí?
—Sí.
—Bien. —Le acarició la cabeza, apartándole el pelo de la nuca—. Te he echado de menos estos días. Deseaba que pudiéramos volver a descubrirnos.
_______ notó que se levantaba de la cama y poco después oyó el sonido de la ropa y del cinturón cayendo al suelo, seguido por el sutil susurro de la ropa interior al deslizarse por sus piernas.
Abrió un ojo y se empapó de la visión de su marido desnudo mientras él se volvía para coger algo de la mesilla. Suspiró de placer ante la visión y volvió a cerrar los ojos.
Oyó algo líquido y el sonido de sus manos frotándose antes de que la cama volviera a hundirse. Un instante después, le estaba masajeando los hombros. ______ gruñó de placer.
—Parece que te gusta...
Ella murmuró algo. Un aroma a mandarina satsuma y sándalo impregnó el aire. Era el aroma de su primera vez.
—Gracias.
—Acabo de empezar.
Se tomó su tiempo, adorando el cuerpo de su amada con las manos. De vez en cuando, su piel desnuda entraba en contacto con la de ella. ______ se movía para aumentar la superficie de contacto, pero él se reía y se apartaba.
Tras lo que le parecieron horas, ________ se relajó tan completamente que quedó en un estado semiinconsciente. En su mente no había espacio para nada que no fuera Tom. Él le besó el cuello, succionándole suavemente la piel. Con sus grandes manos, le recorrió los brazos hasta llegar a las muñecas. Sujetándolas, le extendió los brazos en cruz. Luego se tumbó sobre ella, con su pecho presionándole la espalda.
_________ murmuró al notar el contacto.
—Si es demasiado, dímelo.
La sensación era muy intensa. Ella prefería el contacto frontal, pero tener a Tom pegado a su cuerpo como una segunda piel era algo especialmente íntimo y erótico.
Cuando la respiración de ______ se agitó, él se apoyó en las rodillas y le separó las piernas. Y cuando respiró hondo, aprovechó para deslizar una mano bajo su cuerpo y agarrarle un pecho. Ella murmuró de placer. Tom deslizó la otra mano bajo su cadera hasta llegar al punto de unión de sus piernas, acariciándola con sus largos dedos.
Siguió acariciándola con las dos manos, dándole placer en ambas partes del cuerpo. Luego, muy despacio, se introdujo en su interior. Una vez dentro, se quedó muy quieto. La sensación de estar dentro de ella en esa postura era abrumadora. Siempre encajaban a la perfección, pero esa vez las sensaciones amenazaban con hacerle
perder el control. _______ empujó hacia atrás.
—Por favor —suplicó.
—No te muevas —susurró él con voz ronca.
Ella se quedó inmóvil un instante, pero en seguida empezó a respirar entrecortadamente. Tom notaba cada pequeño movimiento en su pecho.
—Eres una diosa, pero, por favor... no te muevas.
______ sonrió con la cara escondida entre las sábanas. Luego, muy despacio, alzó las caderas y empujó contra él.
Con un gruñido y una maldición, Tom se movió en su interior rápidamente y con fuerza. Poco después, se estaban moviendo los dos frenéticamente, llenando el aire con sonidos de placer. Alzando las caderas una vez más, ______ se convulsionó a su alrededor. Sin poder contenerse más, Tom la siguió rápidamente. Cuando recuperó el aliento, se tumbó de nuevo sobre ella, sonriendo sobre su hombro.
—La trascendencia es esto —musitó—. Nunca había vivido algo así.
A ella le dio un vuelco el corazón.
—¿Nunca?
—Nunca.
Tom le apoyó una mano en la nalga y sintió que su cuerpo se hundía relajado en el colchón, mientras una gran sonrisa aparecía en su cara.

CAP 28.-
A la mañana siguiente, _______ se despertó con los ronquidos de su marido. No roncaba muy a menudo, pero cuando lo hacía era una fuerza de la naturaleza.
(Incluso los especialistas en Dante roncan de vez en cuando.)
_______ había dormido profundamente toda la noche. Tom le había dado un regalo. El regalo de saber que ella era la culminación de su vida sexual, igual que él lo era para ella. Sintió una deliciosa mezcla de excitación e incertidumbre ante la perspectiva de repetir las actividades de la noche anterior. Tom la amaba. Ese conocimiento le daba la confianza necesaria para cederle en control. Pero como C. S. Lewis había dicho refiriéndose a Aslan, Tom no era manso. Había en él una pizca de peligro, algo imprevisible. Cautelosa, no lo despertó ni le informó de que estaba roncando. En vez de eso, decidió saltarse las convenciones y bañarse desnuda en el jacuzzi.
Éste estaba en la terraza de su dormitorio y su vecino más cercano vivía a varios kilómetros de distancia, así que _______ no se molestó en ponerse el albornoz. Se metió en el agua y dejó que el sol y la brisa le acariciaran el rostro, mientras el agua le calmaba los músculos doloridos y las partes más íntimas. Adormilada, oyó la voz de Tom. Al abrir los ojos, lo vio frente a ella cubierto sólo con los bóxers, hablando por el iPhone. Durante unos instantes se quedó admirando la belleza salvaje de su indómito profesor. Con la vista, trazó las curvas de sus músculos y las líneas de los tendones que definían sus brazos. Observó el vello que le cubría el pecho y el que descendía desde su ombligo hasta la goma de los calzoncillos.
_______ miró a su alrededor, a las colinas y valles que rodeaban la casa. Nadie podía verlos. Bruscamente, Tom finalizó la conversación y dejó el teléfono en una mesita cercana.
—¿Puedo acompañarte? ¿O prefieres que te haga un espectáculo privado? —preguntó, flexionando los brazos teatralmente.
Ella tragó saliva.
—¿Qué va incluido en el precio?
Él sonrió muy lentamente.
—Lo que usted desee. Estoy aquí para servirla, señora Kaulitz. —Bajó la voz—. Así que, usted dirá: ¿cómo puedo complacerla?
Cuando ______ le indicó que quería que se acercara, Tom se quitó los bóxers y entró en el agua. ______ se sentó sobre él y lo abrazó.
—Lo único que quiero es el placer de tu compañía.
Él también la abrazó y ______ le apoyó la cabeza en el hombro.
—Gracias por lo de anoche.
—Soy yo el que debería darte las gracias, señora Kaulitz.
—A veces soy un poco obtusa. Hasta ahora no se me ha ocurrido que anoche te tomaste tantas molestias porque estabas tratando de animarme —comentó ______, jugueteando con el vello que le cubría los pectorales.
—No del todo. Al menos, no sólo por eso. Llevábamos unos días sin hacer el amor. Mientras has tenido el período he tenido tiempo para pensar en cómo recuperar la conexión. —Levantándole el pelo, le acarició la nuca.
—Sólo quería que supieras que valoro las molestias que te tomas. Agradezco mucho cómo lo planificas todo y también que reconozcas cuándo estoy baja de moral. —Le apoyó la mano sobre el tatuaje, cerca del corazón—. Y te agradezco que me dijeras que el sexo conmigo es el mejor que has conocido.
—Es la verdad. El sexo contigo es distinto. La atracción y la química son innegables, pero además contamos con el amor y el afecto. Con todos esos elementos combinados...
—Gracias. —_______ lo interrumpió rozándole los labios con un beso.
—¿Con quién hablabas?
—Con Scott.
—Oh, ¿de verdad? ¿Qué dice?
—Tammy y él quieren ir a Boston con Quinn un fin de semana este otoño y preguntaba si podían dormir en casa.
—Será divertido.
—Le he dicho que lo consultaría contigo, pero que estaremos encantados de que vengan.
—Me alegro de que tu hermano y tú hayáis arreglado las cosas.
Le besó la barbilla.
—A veces desearía que fuéramos de la misma edad. Podríamos haber ido al baile de graduación juntos.
Tom le hizo cosquillas con la nariz.
—Habría sido un honor llevarte a ti al baile, pero me alegro de que no nos conociéramos cuando era joven.
—¿Por qué?
—Porque no te habría tratado como te mereces.
_______ cambió de postura para mirarlo a los ojos.
—No me lo creo. Me trataste bien la noche que nos conocimos, en el huerto de manzanos. Te habrías comportado igual de adolescente.
—Es posible. Hay algo en ti que saca lo mejor de mí. —Tom sonrió—. Si quieres, puedo organizar un baile de graduación aquí, para los dos solos.
Ella se echó a reír.
—Tendría que comprarme un vestido demasiado corto y a mi padre le daría un infarto.
—No recuerdo haberlo invitado —bromeó él, gruñendo antes de besarla—. ¿Cómo de corto?
—Para mí, si queda por encima de la rodilla ya es corto. Soy tímida.
Él le mordisqueó el labio inferior.
—No me lo pareciste anoche.
Acto seguido, ella le acarició la mejilla, cubierta por la incipiente barba.
—Tu amor me vuelve valiente.
—Eso está bien, porque pienso seguir amándote, siempre. —Bajando las manos hasta su cintura, la abrazó, estrechándola contra su pecho—. Siento lo de Paul.
—Yo también. —La expresión de ______ se volvió melancólica—. A partir de ahora, si tenemos problemas los solucionaremos entre nosotros, te lo prometo.
—Sí, yo también te lo prometo. —Tom se aclaró la garganta—. Me temo que, cuando las parejas se casan, su amistad con otras personas cambia.
Ella se encogió de hombros.
—Supongo.
—He descuidado nuestra vida social. Te prometo esforzarme más. Podemos invitar a gente a cenar a casa. Y te acompañaré al pub cuando vayas con los demás estudiantes.
—Pensaba que no te gustaba relacionarte con estudiantes. Nunca antes has querido acompañarme.
Tom le acarició la mandíbula con el pulgar.
—Haría casi cualquier cosa por hacerte feliz. No quiero que lamentes ni un solo segundo que pasemos juntos. —Sus ojos se oscurecieron de deseo—. Así que ven aquí.

Horas más tarde, Tom oyó que sonaba el teléfono de la casa, pero lo ignoró.
Sin embargo, finalmente la curiosidad le pudo y asomó la cabeza por la puerta del estudio. Desde lejos, oyó a _______ charlar alegremente en italiano. Intrigado, bajó a la cocina, preguntándose quién
podría ser.
No, fra Silvestro. Non é necesario.
_______ vio llegar a Tom y alzó un dedo, pidiéndole que esperara.
Allora dovremmo organizzare una festa per i bambini. Non per me.
Tom alzó las cejas y se acercó a ella. Apoyándose en la encimera, escuchó:
Sì, per i bambini. Possiamo festeggiare i loro compleanni. —________ guardó silencio y Tom oyó la voz del franciscano al otro extremo de la línea.
»Ci dovranno essere regali, palloncini e una torta. E del gelato. —Se echó a reír—. Certo. E’ proprio quello che vorrei. Ci vediamo, allora. Arrivederci.
Colgó el teléfono.
—¡Madre mía!
—¿De qué iba eso?
—Era fra Silvestro, del orfanato de Florencia.
—¿Para qué llamaba?
—Quería hablar contigo, pero cuando le he dicho que no te podías poner, se ha mostrado encantado de hablar conmigo.
Tom sonrió.
—Vaya. Querría convencerte de algo y ha pensado que serías un objetivo más fácil.
—Es posible. Quería dar una fiesta para celebrar nuestra visita de la semana que viene.
—¿Y le has dicho que no? —preguntó él, sorprendido.
—Le he pedido que la fiesta sea para los niños, no para nosotros. Nosotros no la necesitamos.
_______ volvió a lo que estaba haciendo antes de que sonara el teléfono, que era preparar una comida ligera. Tom la abrazó por detrás.
—Te veo muy decidida.
—Es por los niños.
—Esta parte de ti siempre me ha sorprendido, ________. No te importa renunciar a tus deseos, pero no te rindes nunca cuando se trata de defender los deseos de otro.
—No creas. No renuncio a mis deseos tan fácilmente. No renuncié a ti, ¿lo has olvidado? Y eso que al principio no me lo pusiste nada fácil. Te comportaste de un modo horrible. —Lo miró de reojo.
Él arrastró los pies de lado a lado.
—Pensaba en el Magdalen College. Tú querías dormir allí, pero cuando insistí en mudarnos al hotel, estuviste de acuerdo.
Ella se volvió para mirarlo.
—A veces me faltan energías para enfrentarme a ti. Estabas a disgusto en la habitación. Y no me gusta que estés a disgusto.
Tom le besó el cuello.
—Creo que necesitas ir a una fiesta.
—Tienes razón. —Ella levantó las manos y le hundió los dedos en el pelo—. Necesito una fiesta privada en la que pueda quitarle a mi guapo marido sus vaqueros favoritos. —Susurrándole al oído, añadió—: Las gafas puedes dejártelas puestas.
Él se echó a reír y tiró de ella hasta que sus caderas quedaron unidas.
—No sabía que te ponían los hombres con gafas.
—Pues ya lo sabes. ¿Sabes lo que tú sientes cuando me ves con tacones? Pues es lo mismo que siento yo cuando te veo con gafas. Pero primero tengo que llamar a la ayudante de fra Silvestro para pedirle que alquile un poni.
Tom enderezó la espalda.
—¿Un poni?
—¿Te parece mala idea?
—¿Se pueden alquilar ponis? ¿En Florencia?
—No lo sé. Pero no creo que ninguno de los niños haya visto nunca un poni. Ni que haya podido montar en uno. He pensado que les gustaría.
Tom se contagió del entusiasmo de su esposa.
—Tú encárgate de los regalos para los niños. Yo me ocuparé del poni.

—Gracias —dijo ella, con un guiño descarado—. Ah, y ya que te ofreces, alquila también unos cuantos animales de granja para que puedan acariciarlos.



felices cumpleaños atrasados a los gemelos kaulitz <3 mis bebes ... los amo .... ahora si ... bay

5 comentarios:

  1. Jajaja ya sabia yo q publicarías varios caps x el cumple de los gemelos, estuvieron buenísimos los caps me encantaron pobre Paul esta sufriendo :( me da cosita pero bueh, q ardientes son (Tn) y Tom jajaja, donde estará Paulina?? q estará tramando?? tengo como un mal presentimiento :S y viniendo de ella no creo q sea algo bueno :S

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  2. Pobre la rayita perder un amigo es muy tristee!! :/
    Ay Tom siempre concintiendo a su mujer *.*

    Siguelaa Virgii.. Me encantaa

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  3. podre de paul :/ pero es mejor haci para que pueda olvidar a tn
    me encanto *-* sube pronto

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  4. woo que dure seria perder una amigo despues que te ayudo tanto .. pero fue lo mejor que paul podia hacer uii
    hahah me encantaros los cap sube pronto :)

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  5. Que penita me dio Paul pero es lo mejor... yo quiero a _______ con tomi jajajaja
    Subeeee

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