musica

martes, 16 de septiembre de 2014

.- LA REDENCION DE TOM .- CAPITULOS 42º Y 43º

CHICAS!!! TENGO MUCHISIMA GRIPA Y NO TENGO ANIMOS DE ADAPTAR OTRO CAP POR ESO SOLO LES AGREGO DOS, SI VEO 4 O MAS COMENTARIOS, MAÑANA LES AGREGO 3 ... DEPENDIENDO DEL TAMAÑO DEL CAPS ... BUENO, DISFRUTEN

CAP 42.-
Puente del Día del Trabajo, 2011
Los Hamptons, Nueva York

—¡Joder! —exclamó Simon, dejándose caer sobre ella.
—Exacto, joder —bromeó ella, abrazándolo y echándose a reír—. Ha sido asombroso.
Simon estaba de acuerdo. Había tenido un orgasmo tan intenso que casi no se sentía el cuerpo. Por supuesto, que April Hudson y él llevaran varios mojitos de más en el cuerpo podía haber tenido algo que ver.
En lo más recóndito de su mente sabía que había algo que tenía que recordar. Algo importante. Algo relacionado con April. La joven se montó sobre él.
—Hagámoslo otra vez —dijo, arrastrando las palabras—. Casi no me ha dolido. No sé por qué he esperado tanto.

CAP 43.-
Puente del Día del Trabajo, 2011
Selinsgrove, Pensilvania

—Tu padre tenía esta habitación como cuarto de invitados, pero pensábamos convertirla en la habitación del bebé —dijo Diane, abriendo la puerta del pequeño cuarto situado junto al dormitorio principal.
______ entró tras ella, con una bolsa de regalo azul y blanca. Faltaban pocos días para la boda y estaba ayudando a Diane a preparar la casa.
—Quería pintar las paredes y tenerlo todo preparado para antes de que llegara el niño, pero ahora... —Se acarició el vientre varias veces.
—No sé por qué no vas a prepararla igualmente. —La joven miró a su alrededor y se fijó en tres cajas de aspecto familiar en el suelo, junto al armario.
—Tal vez no venga nunca a casa —susurró Diane, luchando por reprimir las lágrimas.
_______ le rodeó los hombros con un brazo.
—El hospital y los médicos están acostumbrados a tratar casos como éste. Hay otros niños que han superado con éxito las operaciones a las que tendrá que someterse Cacahuete.
—¿Cacahuete?
—Como todavía no tiene nombre, le hemos estado llamando Cacahuete.
La embarazada se llevó de nuevo la mano al vientre.
—Me gusta. Cacahuete.
—Todos rezamos y esperamos que se ponga bien. Decorar su habitación podría ser una muestra de esperanza, una demostración práctica de que creéis que será así. —_______ levantó la bolsa que llevaba—. Os he comprado una cosa a ti y al bebé.
—Gracias. Es el primer regalo que recibimos.
—Ya que es mi hermano pequeño, quería ser la primera en hacerle uno. Ábrelo.
Diane desenvolvió con cuidado el papel de seda, dejando a la vista una caja rectangular. La abrió. Dentro había un cuadro de un querubín tocando la guitarra, enmarcado en oro. La futura madre lo levantó para admirarlo.
—Sé que tienes dudas sobre si preparar o no la habitación del bebé —comentó _______ en voz baja —, pero pensé que un ángel era un símbolo de esperanza. El cuadro se llama Angelo musicante. Es una de las obras expuestas en la Galería de los Uffizi, en Florencia.
—Gracias, cielo. —Diane la abrazó—. Es muy bonito.
Se acercó a la ventana y colocó el cuadrito en el amplio alféizar, apoyado contra el cristal. Quedaba perfecto, como si lo hubieran diseñado para estar allí.
—Tu padre dice que, después de que nazca el niño, podríamos usar tu habitación como cuarto de invitados.
—En realidad no es mi habitación. Yo crecí en la antigua casa de papá.
—Eres mi hija y siempre tendrás una habitación en mi casa —dijo una voz ronca a su espalda.
Diane y _______ se volvieron a la vez. John estaba en la puerta.
—Te lo agradezco, papá, pero no hace falta que me reservéis una habitación.
—Es tu habitación —insistió él con firmeza.
_______ suspiró y asintió. Señalando las paredes blancas que los rodeaban, preguntó:
—¿Habéis elegido colores?
Diane sonrió.
—Azul cielo y rojo. Había pensado que podríamos pintar un mural con un tema marinero. Tal vez un barco navegando entre las olas. Sería relajante, ¿no crees?
—Quedará precioso. Buscaré ropa de cama y cosas que tengan barcos.
—¡Gracias!
—De nada. Me aseguraré de que a mi hermanito no le falta de nada. Me muero de ganas de empezar a malcriarlo.
A John se le llenaron los ojos de lágrimas, pero nunca lo habría admitido.
—Entonces, ¿vamos a redecorar? —le preguntó a su prometida.
—Creo que podríamos hacer algunas cosas, pero no todas. Después de la luna de miel, podríamos pintar las paredes. —Diana levantó la cara hacia él, con un brillo esperanzado en la mirada.
—Lo que quieras. —John se inclinó hacia ella para besarla, apoyándole la mano ligeramente sobre el lugar donde crecía su hijo.
_____ se acercó a la puerta para darles un poco de intimidad.
—Voy abajo a ver qué hacen Tom y el tío Jack.
—Un momento, cielo —lo detuvo Diane, que había puesto la mano encima de la de John—. ¿Quieres esas cajas? Creo que eran de tu madre. —Señaló hacia el rincón del armario.
El ambiente de la habitación cambió de golpe cuando ______ y su padre vieron hacia dónde señalaba.
—¿Qué? —preguntó él bruscamente.
—Esas cajas. No hacen nada ahí. Tal vez haya algo en ellas que ______ quiera llevarse a Massachusetts. Aunque si no las quieres, o no quieres mirarlas ahora, no pasa nada. Las abrí para ver qué había dentro y las volví a cerrar. Me las encontré por casualidad mientras ordenaba la habitación.
—Me gustaría echarles un vistazo a las cosas de mamá —dijo ella, consciente de que su padre abría y cerraba los puños a su lado.
—La verdad es que preferiría no hablar de estas cosas tres días antes de mi boda —refunfuñó John.
—Cariño —le reprochó Diane con delicadeza.
—De acuerdo. ¿Por qué no vas a pedirle a Tom que suba a ayudarme a llevar las cajas a vuestro coche?
______ asintió. Mientras salía de la habitación, vio cómo su padre abrazaba a Diane.
Cuando estaba a punto de llegar a la planta baja, oyó voces procedentes del salón.
—¿Se lo has contado ya? —Era la voz de Jack, el hermano de John.
—No —respondió Tom, tenso.
—¿Piensas hacerlo? —insistió Jack, alzando un poco la voz.
—Todo ha estado tan tranquilo últimamente que no me ha parecido necesario. Ya tiene bastantes cosas en la cabeza. No quería añadirle más preocupaciones.
—Espero no enterarme de que está viviendo con miedo.
—No lo está —replicó Tom con impaciencia.
—Si descubro que vive con miedo, tú y yo vamos a tener un problema.
Los pasos de ______ acercándose pusieron fin a la conversación. Al entrar en el salón, encontró a su hermano junto a la pared del fondo, en postura amenazadora. Su marido estaba a poca distancia, en una postura parecida.
—¿Qué pasa?
Tom levantó el brazo y ella se acurrucó a su lado.
—Nada. ¿Ya has ayudado a Diane?
—Un poco, pero ahora te necesitamos a ti. Hay unas cajas que tendríamos que llevar al coche.
—Claro. —Con una mirada de advertencia en dirección a Jack, siguió a _______.

El día antes de la boda, _______ ayudó a la principal dama de honor, la hermana de Diane, a hacer recados. Fue a ver a la florista para comprobar que todo estuviera en orden; se pasó por la iglesia para revisar la decoración y luego hizo una parada en el restaurante de Kinfolks. Ella no habría elegido Kinfolks para el ensayo de boda, pero ya que el lugar tenía un gran valor sentimental tanto para el novio como para la novia, se reservó la opinión. Cuando acabó de hablar con el dueño y el director del local para asegurarse de que todo estaría dispuesto para esa noche, se encontró con Deb Lundy, la antigua novia de su padre, y con Natalie, la hija de ésta. _____ se esforzó por esbozar una sonrisa mientras Deb se le acercaba.
—Hola, _______. ¡Cuánto tiempo sin verte!
—Hola, Deb, ¿cómo estás?
—Bien. Natalie ha venido a pasar el puente y hemos salido a hacer unas compras —respondió la mujer, levantando el montón de bolsas que llevaba en la mano.
______ apartó la mirada de la alta rubia y se volvió hacia su hija, que se había quedado a cierta distancia, con expresión furiosa. Las dos iban vestidas con ropa cara y zapatos de marca y llevaban grandes bolsos de Louis Vuitton.
Natalie era una joven muy atractiva, pelirroja con los ojos verdes. _______ y ella habían sido compañeras de habitación en la Universidad de Saint Joseph. Eran buenas amigas, pero eso fue antes de que Natalie se acostara con el novio de ______, Simon, y la invitara a unirse a ellos para hacer un trío.
—Natalie estaba invitada a pasar el puente en los Hamptons, con su novio. ¿Te acuerdas de él? Simon Talbot, el hijo del senador.
—Sé quién es —se limitó a responder ______.
Deb conocía perfectamente la relación que había unido a _______ y a Simon, igual que sabía que éste había sido arrestado por agredirla hacía dos años. Por desgracia, su condena se había limitado a una
declaración de aceptación de culpabilidad y a servicios comunitarios. Sin hacer caso de la evidente incomodidad de ______, Deb siguió hablando:
—La señora Talbot se puso enferma y tuvieron que cancelar los planes para el fin de semana. Pero me alegro de tener a Natalie en casa. La vemos tan poco ahora que trabaja para la campaña presidencial del senador... Su trabajo es muy importante.
—Enhorabuena —dijo _______, tratando de que no se notara el desprecio que le inspiraba su antigua amiga.
Ésta la ignoró y se volvió hacia su madre.
—Tenemos que irnos.
______ miró a Natalie con curiosidad. La última vez que la había visto había sido en aquel mismo sitio. Su antigua compañera la había arrinconado y le había mostrado un vídeo grabado por Simon. Uno en el que se veía a ______ en una postura comprometida. Natalie la había amenazado con colgar el vídeo en Internet si no retiraba los cargos contra Simon.
Para sorpresa de todos, _____ se había mantenido firme. Incluso amenazó a Natalie con contar a The Washington Post que Simon había enviado a su novia para hacerle chantaje. Sabía que al senador
no le habría hecho ninguna gracia. En aquel momento, Natalie no la creyó capaz de llevar a cabo su amenaza, pero luego debió de cambiar de opinión, ya que el vídeo no había aparecido en ninguna parte. Al parecer, se habían
rendido. De vez en cuando, ______ se preguntaba por qué no habría vuelto a saber nada de ellos, pero prefirió pensar que había tenido suerte y olvidarse del tema.
Al volver a encontrarse con Natalie, había esperado que ésta fuera maleducada o agresiva, como la última vez. Que le lanzara indirectas o amenazas veladas, pero en vez de eso estaba viendo a una
joven nerviosa, que cambiaba el peso de pie y miraba furtivamente hacia la puerta. De hecho, parecía asustada. _______ miró a su alrededor, pero no vio nada que justificara su comportamiento, ni en el restaurante ni en la acera. Se preguntó qué preocuparía a Natalie. Y qué habría hecho desaparecer como por arte
de magia su actitud bravucona. Deb le hizo un gesto a su hija para que esperara.
—Me alegro de haberte visto, ______. He oído que tu padre vuelve a casarse.
—Sí, mañana.
—No pensaba que fuera de los que se casan. Supongo que la edad le ha afectado.
_______ alzó una ceja. Deb tenía la misma edad que su padre, si no era más mayor, pero no tenía ganas de discutir.
—Vámonos. —Natalie tiró del brazo de su madre y ambas salieron del local.
______ las miró mientras se alejaban, con la sensación de que se estaba perdiendo algo. Algo importante.

—¿No estás agotada?
Dos días más tarde, Rachel estaba apoyada en la encimera de la cocina, con la cabeza sobre los brazos.— Después de la noche del ensayo y ayer la boda, que acabó tardísimo, estoy muerta de sueño — añadió.
_______ se echó a reír mientras pelaba el maíz para la cena.
—Menos mal que me he echado una siesta esta tarde.
—Ya. Eso mismo ha dicho Tom. Pero mi hermano no ha dormido siesta ni un día en toda su vida y dudo mucho que sea capaz de dormir si estás con él en la cama.
_______ se ruborizó y clavó la vista en la mazorca.
—La ceremonia fue preciosa —dijo, cambiando de tema—. Aún no me creo que bailase con mi padre el día de su boda.
—No me siento con fuerzas para celebrar tu cumpleaños esta noche, ______. Lamento ser tan mala amiga. —La voz de Rachel quedó interrumpida por un bostezo.
—¿Por qué no vas a echarte un rato?
—Ya lo he intentado, pero mi marido me ha seguido, luego, me he quedado sin siesta. Eso sí, hemos cumplido con la ración de hoy de hacer niños.
______ soltó una risita.
—¿Cómo va eso, por cierto?
Rachel se echó hacia adelante dramáticamente.
—Necesito vacaciones.
—¿De hacer bebés?
Rachel gruñó con los ojos cerrados.
—Sí, maldita sea. Practicamos sexo a todas horas, pero no me quedo embarazada. Es deprimente. —Abrió los ojos y apoyó la cabeza en una mano—. Necesito un descanso. Deja que vaya a visitarte unos días. No molestaré nada, te lo prometo.
—Pensaba que querías tener un bebé.
—Quiero un bebé, pero ¿a qué precio? Nunca pensé que diría esto, pero tengo un empacho de sexo. Empiezo a sentirme como una máquina.
—Santo Dios, ¿dónde me he metido? —exclamó Tom, que entraba en ese momento por la puerta del porche.
—No pasa nada. Es que tu hermana está agotada. Rachel, vete a dormir un rato. Ya te reunirás con nosotros para el postre si te apetece.
—¿En serio?
_______ señaló hacia la escalera con una mazorca.
—Largo.
Su cuñada se levantó de un brinco y salió disparada de la cocina. Tom la miró negando con la cabeza.
—Dime que no vamos a acabar así.
—No vamos a acabar así. —_______ le dio un beso en la sien.
—¿Me lo prometes?
—Prometido. Entonces, ¿estás listo para que te vean los médicos? —preguntó ella, tratando de sonar despreocupada mientras seguía pelando maíz.
—Yo no diría precisamente listo, pero lo haré. Me convenciste y me haré revertir la vasectomía pase lo que pase luego. Y casi me has convencido de que el historial de mi familia no importa.
—Porque es la verdad, cariño. Créeme.
Tom le quitó la mazorca y la dejó a un lado antes de sujetarle ambas manos.
—Pero no quiero que nos hagamos demasiadas ilusiones. Hace casi diez años que me la hice.
—Estaría encantada de adoptar, pero antes quiero que lo intentemos. Por ti. Sin prisas. No quiero que acabemos como Rachel y Aaron.
Tom se echó a reír y la abrazó. _______ se acurrucó entre sus brazos, bostezando.
Él la miró con preocupación.
—¿Por qué no vas a echarte un rato tú también?
—Queda mucho por hacer.
—Tonterías. Richard está leyendo en el porche y Aaron está roncando frente al televisor. Creo que cenaremos tarde.
—Le he dejado nuestra habitación a Rachel.
—Pues acuéstate en el sofá del estudio. —Le dio un beso en la frente—. No has parado desde el ensayo y la boda. Te has ganado un descanso. —Guiñando un ojo, añadió—: Ya que yo no te he dejado descansar esta tarde.
_____ lo besó y salió de la cocina.
Al quedarse solo, Tom sacó un librito encuadernado en piel del maletín y se fue a leer junto a Richard.
—Hace un día precioso —comentó éste, cerrando la novela policíaca que había estado leyendo.
—Sí. —Tom se sentó en la silla Adirondack junto a su padre adoptivo.
—¿Qué estás leyendo?
Le mostró la libretita. En el lomo había escrito «Diario» en letras doradas.
—Es el diario de mi madre.
Los dos hombres cruzaron una mirada.
—Dentro encontré una cosa de Grace. —Sacó dos páginas dobladas del interior del diario.
Richard las miró con interés.
—¿Qué es?
—Hay nombres, direcciones y números de teléfono. En una página hay información sobre mi padre. En la otra sobre Jean Kaulitz, de Staten Island. Es mi abuela.
—¿No lo habías encontrado hasta ahora? —preguntó Richard, mirándolo fijamente.
—No. Grace me dio las cosas de mi madre hace tiempo, pero nunca las había abierto.
Richard asintió como si lo comprendiera. Tom miró los papeles escritos por Grace.
—Me pregunto por qué los buscaría.
—Estoy seguro de que lo hablamos contigo cuando eras adolescente. ¿No te acuerdas?
—Muy vagamente.
—Cuando tu madre murió, los servicios sociales localizaron a tu abuela, pero ella se negó a quedarse contigo. Grace la llamó por teléfono para averiguar cuál era la razón. Después de hablar con ella, dejó sus datos junto a las cosas de tu madre por si tú querías ponerte en contacto con ellos más adelante.
—No recuerdo que Grace me contara que había hablado con mi abuela. Recuerdo que me dijo que los servicios sociales habían tratado de ponerse en contacto con mis parientes y que éstos no quisieron saber nada de mí.
Richard frunció el cejo.
—Eras un crío. No valía la pena disgustarte con los detalles. Ya bastante tenías con todo lo que te había pasado. Pensábamos contártelo cuando fueras más mayor.
Tom asintió con la cabeza. Richard apretó los labios.
—Lo siento. Debimos contártelo.
—No tienes por qué disculparte. Grace y tú me acogisteis cuando mi propia familia me dejó en la estacada.
—Eres nuestro hijo —replicó Richard con voz ronca—. Siempre lo has sido.
Tom agarró el diario con más fuerza.
—¿Te parecería... ofensivo que tratase de averiguar más cosas sobre mi familia biológica?
—Claro que no. Son tus parientes. Tienes derecho a conocerlos.
—Pero tú eres mi padre.
—Siempre. Pase lo que pase.
—Os puse en peligro. Hipotecasteis la casa para rescatarme.
—El amor de los padres es incondicional. No importa lo que hicieras, nunca dejaste de ser nuestro hijo. Rezaba para que algún día volvieras a nosotros. Y así fue.
Tom empezó a mover la rodilla nerviosamente. Los ojos grises de Richard, en cambio, lo miraron con firmeza y serenidad.
—No te dimos la vida, pero eres nuestro hijo. Nuestra casa era tu casa.
—¿Qué le dijo Grace a mi abuela?
Richard se echó hacia atrás en la silla de jardín.
—Creo que le explicó quién era y lo que le había pasado a tu madre. Sé que hablaron de ti. Grace pensaba que podría razonar con tu familia.
—¿Y lo logró?
—No —respondió Richard muy serio—. Tu abuela estaba cegada por sus rígidos principios morales y por su enfado con su hija. Repudió a tu madre cuando se quedó embarazada. Dudo que volvieran a verse después de aquello.
—¿Y mi padre? ¿Grace habló también con él?
Richard se removió en la silla.
—Recuerdo que hablamos de esto contigo porque afectaba al certificado de nacimiento. Tu padre persuadió a tu madre de que no diera su nombre; por eso llevas el apellido de ella.
—¿Cómo lo encontró Grace?
—Gracias a tu abuela. No tenía interés en ayudar a su nieto, pero le faltó tiempo para señalar a tu padre con el dedo. Tenía su dirección y número de teléfono, que deben de ser los que están ahí
escritos, aunque Grace se guardó mucho de llamarlo a su casa. Lo llamó a la oficina, pero él se negó a hablar con ella.
—Recuerdo que Grace me dijo que mi padre sabía dónde estaba, pero que no iba a venir a buscarme.
—Ella pensaba que tus parientes estarían encantados de acogerte; por eso se puso en contacto con ellos.
—Grace siempre pensaba lo mejor de todo el mundo.
—Así es, pero tampoco era una ingenua. Tras hablar con tu abuela y tratar en vano de hacerlo con tu padre, no insistió. Y desde ese momento has sido nuestro hijo. —Mirando a Tom con tristeza, añadió—: Grace esperaba estar a tu lado cuando lo leyeras.
—Debí haberlo hecho antes.
Tom recordó la visión que había tenido, en la que Grace lo perdonaba. Todavía lloraba su muerte.
—______ te aprecia mucho —dijo, cambiando de tema, aunque sólo fuera para librarse de los dolorosos recuerdos.
—Y yo a ella. Os agradezco mucho que me permitierais volver a casa.
—Éste siempre será tu hogar. —Tom jugueteó con el diario—. ______ piensa que si Dios es como un padre, debe de ser como tú.
Richard se echó a reír.
—Es un cumplido de mucho nivel, pero inmerecido. Soy tan imperfecto como el que más.
—Ojalá yo tuviera una cuarta parte de tu imperfección —murmuró Tom, bajando la cabeza.
—Grace y yo siempre pensamos en ti como en un regalo, un don que se nos había concedido. Pero desde la muerte de ella, me he dado cuenta de algo más.
Tom se volvió hacia él.
—Sé que nos estás agradecido por haberte adoptado, que piensas que te hicimos un favor. Pero no acabas de entenderlo. —Richard lo miró con sinceridad antes de añadir—: Dios nos hizo ese regalo porque sabía que te necesitábamos.
Los dos hombres siguieron mirándose unos largos instantes antes de volverse casi a la vez hacia el jardín y perderse en sus pensamientos. Si alguien le hubiera comentado a Tom que tenía los ojos húmedos, él habría dicho que era por culpa de la alergia.


4 comentarios:

  1. Mis ojos también se llenarón de lagrimas!! Grace y Richard tan lindos..
    Pobre mi Tom que tu familia te rechase debe ser muy feoo..

    Yo espero de corazón que el hijo de Jhon y Diane nascaa!!
    Ay Rachel me ha hecho reir esta empachada de sexo hahahahahaba..

    Sigurlaa Virgii :D

    ResponderBorrar
  2. que bellos *-* .. woo tom va a investigarar su familia que interesante se pondra
    espero que rachel si pueda tener hijos :)
    subre pronto :)

    ResponderBorrar
  3. encontrara tom cosas mala de su familia :O me tiene desesperada por saber ajajaj
    ojala el hijo de jhon y diane nasca :)
    siguela pronto :)

    ResponderBorrar
  4. Guao Tom con lagrimas en los ojos primera vez q lo leo jeje q tierno y q momento tan lindo entre Richard y Tom, quisiera saber mas sobre la familia de Tom donde estará su abuela?? y (Tn) podrá quedar embarazada de Tom?? estoy muy intrigada espero los próximos caps, me encanto virgiii subelooos!!!

    ResponderBorrar