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martes, 26 de agosto de 2014

.- LA REDENCION DE TOM .- CAPITULOS 19º 20º Y 21º

CAP 19.-
—Siento no haber ido a tu graduación en Toronto —comentó Tom, cogiendo a ______ de la mano, mientras recorrían el museo Ashmolean, que estaba justo enfrente del hotel Randolph.
—Te busqué todo el rato. Estaba segura de que asistirías.
—No habría podido estar allí sin acercarme a ti. Y no podía hacerlo delante de Jeremy y del decano Aras. Tom negó con la cabeza—. Iré a tu próxima graduación.
—¿Me lo prometes?
—Por supuesto.
Ella alzó la cara para besarlo en los labios.
—Gracias.
Siguieron visitando el museo en silencio, deteniéndose para admirar algunos de los objetos expuestos. Cuando se detuvieron delante de una pintura medieval que representaba a santa Lucía, _______ se acordó de Rachel.
—Tu hermana me ha enviado un email. Quería saber cómo había ido la conferencia.
—¿Qué tal? ¿Alguna novedad? ¿El bebé ya está en camino?
—No, pero no porque no lo intenten.
Tom arrugó la nariz.
—No necesitaba esa información.
—Estoy segura de que Rachel tampoco necesitaba tener una parecida de ti, pero bien que se alegró cuando le conté que habíamos consumado nuestra relación.
—Me cuesta creerlo —susurró él, empujándola hacia un rincón oscuro.
—Dice que está deseando que llegue el fin de semana de Acción de Gracias para venir a vernos a Cambridge.
—Cállate un poco. Estoy tratando de besarte. (eso me causo gracia :)) )
________ se echó a reír.
—Un momento. No he terminado.
—Date prisa —protestó él, acercando los labios a los de ______ hasta que quedaron casi pegados.
—Es importante —lo reprendió ella—. Rachel y Aaron quieren que encendamos una vela por ellos en Asís. Quieren que recemos para que Dios les mande un bebé.
—Creo que las oraciones de Richard serían más eficaces que las mías. Lo haré, pero no será lo único que pida.
Los ojos de Tom brillaban de esperanza, como si el deseo que albergaba su alma fuera un tesoro muy valioso. _______ se dio cuenta, pero no dijo nada. Acababa de celebrar su éxito en el ámbito académico justo el día antes. Y ahora él soltaba indirectas sobre tener un bebé. La esperanza que reflejaban sus ojos la hizo sentir dolorosamente culpable. La mirada de Tom se apagó.
—¿Por qué me miras así? —preguntó, soltándola.
—¿Cómo te miro?
—Como si te repugnara.
—Eso es un despropósito. —________ se obligó a sonreír.
—¿Tan repulsiva te resulta la idea de tener un hijo conmigo? —De repente la expresión de Tom se había vuelto dura como la piedra.
—Por supuesto que no —respondió ella, enlazando los dedos con los suyos—. Pero me cuesta pensar en niños cuando tengo la cabeza llena con la conferencia y el programa de doctorado.
—No es una cuestión de todo o nada, ________. Nunca te pediría que renunciaras a tus sueños. Creo que te lo he demostrado ya —se defendió con voz glacial.
—Así es y te recuerdo que tu sacrificio nos causó mucho dolor a los dos.
—Bien visto. —Él la soltó y señaló hacia el vestíbulo—. ¿Nos vamos?
—Tom. —________ le apoyó una mano en el brazo—. Ya te dije antes de casarnos que la idea de tener hijos de ojos azules contigo me hacía muy feliz. No he cambiado de opinión.
—Entonces, ¿por qué no podemos hablar de ello? Por el amor de Dios, _________, si planeáramos ir a África, hablaríamos sobre el asunto. Si tuviéramos planes de construirnos una casa, lo hablaríamos. ¿Por qué no podemos hablar sobre tener un bebé?
—Porque no puedo decirte que no. Es imposible negarte nada cuando me miras tan feliz y esperanzado —reconoció ella, con los ojos llenos de lágrimas—. No soporto ser yo la persona que se interpone entre tus sueños y tú, como si fuera una mujerzuela con el corazón de hielo.
—Cariño —murmuró, abrazándola con fuerza—. Nada podría estar más lejos de la realidad. —Le levantó un poco la melena para acariciarle la nuca cariñosamente—. No estamos en el mejor sitio para mantener esta conversación, pero te aseguro que no es así como te veo. »Te dije que esperaría a que te doctoraras y lo mantengo. Te entiendo perfectamente. Ayer, durante la conferencia, estuviste fantástica. Nunca me había sentido tan orgulloso de ti. —La besó con delicadeza debajo de la oreja—. Cuando saco el tema de la familia, te juro que no trato de presionarte. Sólo hablo de ello porque me hace feliz, dando por hecho que también te hace feliz a ti. Podemos
hablar sobre el futuro sin tener que cambiar de planes en el presente. »Crear una familia es una decisión importante, sobre todo teniendo en cuenta nuestro historial
familiar. Sé que tú también has pensado en ello. Sólo te pido que hablemos del tema de vez en cuando. Desde luego, no hace ninguna falta que sea ahora. Siento haber sacado el tema justo después de la conferencia. Prométeme que lo hablaremos más adelante, aunque sólo sea en líneas generales.
—Por supuesto, Tom. Lo que pasa es que el tema me pone nerviosa.
—Entonces tendré que esforzarme más en buscar un momento adecuado y no sacarlo por sorpresa. Pero no quiero volver a oír hablar de mujerzuelas ni de corazones de hielo.
Se echó hacia atrás para mirarla a los ojos.
—Ninguna de esas descripciones se ajustan a la realidad y te advierto que no voy a consentir que nadie hable así de mi esposa.
Ella asintió.
—Bien. —Tomándola de la mano, Tom siguió andando—. Si no recuerdo mal, me estabas hablando del mensaje de Rachel.
—Sus palabras exactas han sido: «Estoy usando todos los recursos a mi alcance. Tengo a cristianos, musulmanes, judíos... y hasta a un seguidor de Zaratustra rezando por mí».
Tom la miró sorprendido.
—¿Rachel conoce a un seguidor de Zaratustra? ¿Cómo puede ser? El zoroastrismo tiene menos de doscientos mil seguidores en todo el mundo.
—Pues una de ellas es compañera de trabajo de Rachel. ¿Y tú cómo sabes cuántos hay?
—Lo busqué en Wikipedia.
Mantuvo la expresión digna unos segundos antes de guiñarle un ojo.
—No crea nada de lo que lea en Wikipedia, Profesor —dijo ________ entonces.
—No podría haberlo expresado mejor, señorita Kaulitz. Alguien escribió un artículo sobre mí y el contenido era jodidamente escandaloso. ¡Follaenciclopedias!
Tom la besó dulcemente pero con firmeza, antes de oír unos pasos que se acercaban. Alguien carraspeó. Un guardia de seguridad estaba a medio metro de distancia.
—Circulen —les ordenó, fulminándolos con la mirada.
—Disculpe —se excusó Tom, aunque no sonaba arrepentido en absoluto. Rodeando la cintura de ________ con un brazo, la llevó hasta el siguiente pasillo.
—Tenemos que ser más discretos —comentó ella, ruborizándose.
—Lo que tenemos que hacer es encontrar un rincón más oscuro. —La mirada de Tom hizo que se ruborizara aún más.
—Le he pedido a John Green que le envíe a Christa una carta para que desista de su actitud.
—¿Crees que es buena idea?
—John cree que sí. Es un disparo de advertencia para recordarle que no estamos dispuestos a permitir que nos difame. Esa mujer es una amenaza.
_______ respiró hondo y contuvo el aliento antes de soltar el aire lentamente.
—La conferencia fue mejor de lo que esperaba.
Él se llevó la mano de ella a los labios.
—Estuviste excepcional.
—Así que tal vez las calumnias no son tan preocupantes como creíamos.
—Las calumnias son muy peligrosas. Recuerda la cita de Otelo:
Quien me roba la bolsa, no se lleva nada de valor...
Pero el que me arrebata el buen nombre
roba algo que a él no lo enriquece,
pero que a mí me empobrece.
—Sí, creo que te la he oído citar alguna vez. ¿Crees que puedes conseguir que Christa deje de nhablar de nosotros?
Tom la miró con resignación.
—No lo sé. Pero en vista de su actitud en la conferencia, tenía que hacer algo.

CAP 20.-
Julio de 2011
Minneapolis, Minnesota

La caligrafía de Paulina Gruscheva era vigorosa y sofisticada, como ella misma. Escribía con una pluma estilográfica Montblanc y la tinta negra fluía sobre el caro sobre color crema. Había tenido que buscar su dirección. Milagrosamente, venía en la guía telefónica de Cambridge. Mientras miraba las letras y los números que acababa de escribir, una sonrisa de satisfacción se formó en su hermosa cara. Tras cerrar el sobre, se arregló para ir a tirar la carta a correos. Iba a llevarse una sorpresa.

CAP 21.-
Septiembre de 2011 Italia

______ y Tom se despidieron de Katherine, de Paul y de Oxford unos días después de la conferencia. Las últimas palabras que ______ intercambió con su amigo fueron especialmente incómodas. Conociéndole, ella se dio cuenta de que algo iba mal, pero cuando le preguntó qué pasaba, él murmuró algo sobre ansiedad por la tesis. Cuando le dio un abrazo de despedida, la estrechó con un poco más de fuerza de lo habitual y
durante un poco más de tiempo. Cuando _______ le dijo que seguirían en contacto, él asintió en silencio. Ella disculpó su actitud pensando que sentía nostalgia de su antigua amistad. Mientras tanto, Tom distrajo a Katherine para darles un poco de intimidad. No lo alegró ver a Paul tan incómodo, mientras trataba de parecer feliz y despreocupado para no entristecer a _______. Ellos dos viajaron a Roma, donde celebraron el cumpleaños de Tom el día primero de septiembre, con una visita especial a los Museos Vaticanos. Sin embargo, hubo una sorprendente ausencia de sexo museístico. (Ni siquiera Tom se sintió inclinado a rendirse a la tentación dentro del Vaticano.) Pasaron varios días en Asís, donde rezaron y encendieron velas en la cripta de San Francisco. Aunque Tom y ________ no se contaron sus plegarias, ambos supusieron que rezaban el uno por el otro, por su matrimonio y por el don de un bebé. ________, además, rezó pidiendo fuerza y sabiduría. Tom pidió bondad y valor. Ambos rezaron por Rachel y Aaron, pidiéndole a Dios que bendijera su unión con un hijo. A finales de septiembre llegaron por fin a su casa de Todi, un pueblo de Umbría. La casa, situada cerca de un huerto de frutales, tenía una piscina cercada, rodeada en un extremo por arbustos de lavanda. Las flores perfumaban el aire. _______ colocó unas cuantas entre las sábanas de la cama. Cuando se despertó al día siguiente, Tom se había ido. No se extrañó. El sol ya estaba alto y sus rayos entraban por el balcón. Alargó la mano y notó que las sábanas estaban frías. Sobre la almohada, que olía a colonia Aramis mezclada con lavanda, encontró una nota:
Buenos días, querida:
Dormías tan plácidamente que no he querido despertarte.
He ido a buscar unas cuantas cosas al mercado de Todi.
Llámame al móvil si necesitas algo.
Te quiero,
Tom
Posdata: eres arrebatadora
________ sonrió. Era una nota sencilla, muy parecida a muchas otras que Tom le había escrito. Pero en un rincón, casi como una ocurrencia de última hora, había dibujado a lápiz su perfil mientras dormía. Bajo el dibujo había escrito: Mi Beatriz.
No sabía que tuviera talento para el dibujo, aunque su habilidad en otras disciplinas ya dejaba adivinar una multiplicidad de habilidades manuales. El esbozo era bastante bueno. Lo conservaría. Tal vez lo enmarcaría. Sonriendo, bajó los pies descalzos al suelo y se dirigió hacia el armario. No le apetecía vestirse, así que se puso una de las camisas de Tom, abrochándose un par de botones antes de rebuscar en los
cajones unos calcetines. Desde el piso de abajo, le llegó la voz de él. Bajó la escalera con entusiasmo y entró en la cocina.
—Hola. —Tom la besó en la frente mientras dejaba la compra en la encimera—. Estás muy guapa. —Cuando lo hubo soltado todo, le dio un beso en cada mejilla antes de aprisionarla entre sus brazos.— ¿Has dormido bien? —preguntó, posando los labios en su pelo.
—Muy bien. Entre los días en Asís y la noche pasada, creo que he dormido más que durante los últimos meses juntos. —Le besó la nuez y Tom se apartó como si le hubiera hecho cosquillas—. Gracias por el dibujo.
—De nada.
—No sabía que supieras dibujar.
—Querida, me encantaría pintarte si pudiera... con los dedos.
—Deja de provocarme, Profesor. Cada vez que pienso en pintura, me acuerdo de lo que hicimos en Selinsgrove. Y me pongo muy caliente. —Bromeando, ______ hizo un mohín.
—Luego me ocuparé de eso, te lo prometo. —Tom la soltó y le dedicó una sonrisa ladeada—. Me gustan tus calcetines.
Ella se miró los pies y flexionó los dedos.
—Los rombos son sexies.
—Desde luego. Un amigo me dijo una vez que los rombos eran el diseño de la seducción.
—Tienes unos amigos muy raros... —replicó _______, negando con la cabeza y comiéndose una uva.
Tom empezó a guardar la compra, observándola con el rabillo del ojo.
—Se te ve contenta.
Ella se sentó en la encimera de un salto y empezó a balancear las piernas.
—Lo estoy. Por fin he dejado atrás la conferencia y lo hemos pasado muy bien tanto en Roma como en Asís. Estoy enamorada de mi marido y puedo disfrutar de esta maravillosa casa con él. Soy la mujer más afortunada del universo.
Tom alzó mucho las cejas.
—¿Del universo? Hum. Seguro que a los habitantes de la galaxia vecina no les gustará oírlo.
Ella le dio una patada de broma con el pie cubierto por el calcetín de rombos.
—Eres un empollón.
Volviéndose hacia ella, Tom le agarró el pie y lo levantó hasta que lo tuvo a la altura del hombro. ______ se echó hacia atrás y se apoyó en la encimera para mantener el equilibrio.
—¿Qué me has llamado? —preguntó él, fingiendo estar enfadado, aunque sus ojos ambar como el whisky brillaban divertidos.
—Ejem, te he llamado empollón.
Tom alzó una ceja.
—¿Ah, sí? ¿Y crees que un empollón haría esto? —preguntó, acariciándole el empeine con pericia.
Cuando ella suspiró de placer, él le quitó los calcetines y los tiró al suelo por encima del hombro.
—Vamos a comprobar si es verdad que te pones tan caliente como dices. —Su voz la hizo estremecer.
Tom le subió la mano por la pierna lentamente, entreteniéndose en la corva hasta que ella gruñó.— _______ —susurró él, con mirada juguetona.
—¿Sí?
—No te has puesto bragas.
Con un dedo, le acarició la parte interna del muslo una y otra vez, a ritmo lento. Cuando sus dedos se acercaron a la parte de _______ que quedaba expuesta, ella empezó a respirar aceleradamente.
—Los empollones no tienen fama de ser muy buenos amantes. —Tom retiró la mano de entre sus piernas y le apoyó un dedo en la boca.
Cuando ella separó los labios, le deslizó el dedo en su interior. _______ se lo rodeó, succionándolo ligeramente para luego soltarlo.
Tom le guiñó un ojo antes de usar el dedo húmedo para acariciarle la parte alta del muslo.
—¿Crees que un empollón haría esto? —Tom se inclinó hacia ella y sopló sobre el reguero de saliva que había dejado allí.
Cuando ______ se estremeció, él sonrió travieso y recorrió el mismo camino con la nariz. Levantándose, la besó apasionadamente antes de apartarse con brusquedad. Sin darle tiempo a protestar, se dejó caer de rodillas frente a ella.

—Mmm —murmuró, colocándose las piernas de _______ sobre los hombros—. Esta encimera tiene la medida perfecta. Supongo que tienes razón al decir que eres la mujer más afortunada del universo.



hey!!! esta caliente el ultimo cap no?? ^^... bueno ... ahora otra preocupacion, que tramara paulina?? dios que nervios!!! pense que esa mujer ya los dejaria en paz pero veo que no ... bueno sin mas que decir me despido, cuidense mucho ... 4 o mas y agrego ... adios :))

4 comentarios:

  1. Ay noo Paulina tenía q aparecer otra vez >.<
    Al menos Crista se fue ya no son dos.
    Pobre Paul!! ..

    Siguelaaa Virgo muero por leer mas xD

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  2. :o volvera paulina o dios problemas vienen ajajaj

    siguela pronto :)

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  3. Diooos q ardiente jeje, ahora q estará tramando Paulina?? pensé q no saldría mas, estoy muy intrigada x saber q estará tramando la boba de Paulina.. me encanto espero los próximos caps!!!!

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  4. Sube los próximos caps hoy mismo virgii pleaseee estoy muy intrigada x saber q estará tramando Paulina.. ya hay 4 comentarios asi q subelos please!!!

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