CAP
79.-
Mayo de 2012
Sacramento, California
Natalie Lundy estaba
especialmente animada ese día. La noticia de la ruptura entre Simon y April era
de dominio público. La familia de Simon le había dado la espalda y la campaña
del senador Talbot había quedado muy tocada. En resumen, ya no había motivo
para poner su nuevo trabajo en peligro yendo a hablar con los periódicos
sensacionalistas. Alguien se le había adelantado. Probablemente una ex amante
celosa o un rival político del padre de Simon. Por suerte para ella, Natalie no
conocía los planes de venganza de Simon. Ni que éste había abandonado dichos
planes cuando April decidió no presentar cargos contra él. Le llegaron rumores
de
que Simon estaba tratando
de reconquistar a April, pero nadie creía que fuera a conseguirlo. Y, desde
luego, ni Natalie ni Simon sospechaban que Jack Mitchell estuviera detrás de
sus problemas, lo que permitía al ex marine dormir tranquilo por las noches,
sabiendo que había hecho lo necesario para proteger a su sobrina embarazada.
CAP
80.-
Julio de 2012
Boston, Massachusetts
—No acabo de estar convencida.
—_______ titubeó antes de entrar a la tienda de Agent Provocateur, de la calle
Newsbury.
—¿Por qué no? —Tom le dio
la mano.
—Porque no es una tienda
premamá. No tendrán nada que me vaya bien —respondió,
ruborizándose.
—Ya he hablado con
Patricia. Nos está esperando. —Con una sonrisa, Tom añadió—: De hecho, le he
encargado ya algunas cosas.
_______ reconoció el
nombre de la encargada, ya que se habían visto antes. A Tom no le daba vergüenza
comprar ropa interior femenina. Al contrario, le gustaba elegirla
personalmente, al menos para ocasiones especiales. Y aquélla era una ocasión
especial. A medida que el embarazo avanzaba, ______ se sentía cada vez más
incómoda durmiendo desnuda. Y como ninguna de sus prendas de lencería sexy le
iba bien, había empezado a dormir con pantalones de yoga y camisetas amplias. A
él no le hizo ninguna gracia el cambio. Por eso había tomado cartas en el
asunto. Patricia les dispensó una calurosa acogida y los llevó a un cambiador
amplio y privado, donde ya los esperaba una hilera de camisones, batas y ropa
interior.
—Llamadme si necesitáis
algo —les dijo, señalando el teléfono interno que había sobre una mesita, antes
de dejarlos a solas.
_______ acarició la gasa
negra transparente de un picardías, mientras Tom la observaba como si fuera un
gato contemplando a un ratón.
—No puedo hacerlo —dijo
ella, mirando hacia el gran espejo triple con hostilidad.
—¿Por qué no? Estamos
solos. Mira, Patricia nos ha preparado unas bebidas. —Tom puso unos cuantos
cubitos en un vaso y los cubrió de ginger-ale.
_______ aceptó la bebida,
agradecida.
—No tengo un buen día.
Parezco una vaca.
—No pareces una vaca
—repuso él con decisión—. Estás embarazada. Y eres preciosa.
Ella bajó la vista.
—No quiero mirarme en ese
enorme espejo. Pareceré un autobús visto desde tres ángulos.
—Qué tontería. —Le quitó
la bebida de la mano y la dejó en la mesita—. Quítate la ropa.
—¿Qué?
—He dicho que te quites
la ropa.
Ella dio un paso atrás.
—No puedo.
—Confía en mí —susurró Tom,
acercándose.
________ alzó la cara
hacia él. La miraba con dulzura, pero con una gran determinación.
—¿Quieres hacerme llorar?
Tom se tensó.
—No. Estoy tratando de
que te veas con mis ojos. —Inmediatamente después, le hizo un gesto con el dedo
para que se acercara y ella obedeció.
Sujetándola por los
hombros, le dio un beso en la frente.
—Elige algo que te guste
y pruébatelo. Me sentaré aquí, de espaldas, mientras te lo pones. Si no te gusta
nada de lo que hay aquí, iremos a otro sitio.
______ se apoyó en su
pecho y él le acarició los costados arriba y abajo.
Suspirando, se resignó y
llevó algunos modelos a la pared del fondo, donde había varios colgadores. Sonriendo,
Tom se sentó en el sillón de piel colocado a poca distancia de los espejos,
pero lo hizo de lado, dándole la espalda a su esposa para no disgustarla. Se
sirvió un vaso de Perrier y echó un vistazo a algunas de las prendas. Conociendo
a ________, no había pedido nada exageradamente provocativo, como camisones que
no cubrieran los pechos, por ejemplo. Se trataba de conseguir que ella volviera
a sentirse sexy y recuperara la confianza, no que se sintiera aún peor.
Aunque si de él
dependiera habría elegido algunas cosas que sobrepasarían los límites de su esposa,
no quería incomodarla ni disgustarla. Se suponía que tenía que ser una tarde de
compras divertida y, si había suerte, excitante.
—Me aprieta un poco —se
quejó ella.
—Se supone que van un poco
apretados. Ven aquí para que pueda verte. —Tom clavó la vista en el espejo y
contuvo el aliento.
—Creo que necesito una
talla más.
—No lo creo. Le di tus
medidas a Patricia.
—¿Hiciste qué? —exclamó
ella—. Pero si estoy enorme...
—________ —dijo él, en
tono autoritario—. Ven aquí.
Ella respiró
entrecortadamente y se acercó a los espejos. El corazón de Tom se aceleró al
verla. Llevaba un picardías modelo Syble, de gasa negra adornada con pequeñas
flores rosas bordadas. Se había dejado puestas las bragas de embarazada negras,
pero se había puesto también unas medias asimismo negras con costura en la
parte de atrás.
—Impresionante.
________ se había
detenido frente al espejo, con la mano sobre el vientre, entre las dos alas del
picardías. Luego se volvió lentamente para verse por detrás.
—Estás perfecta.
Los ojos de ella buscaron
los de Tom en el espejo. El no pudo permanecer quieto. Se levantó y se situó a
su espalda, resistiendo el impulso de acariciarla. Sabía que si la tocaba,
acabarían haciendo el amor en el sillón y la tarde de compras se
habría acabado casi antes
de empezar. Tenía que aguantar un poco, por muy tentadora que estuviera.
—¿Qué te parece? —le
preguntó a ella, con voz ronca.
—Me gusta, aunque sigo
pensando que me aprieta un poco. —Tiró de las cintas, dejando un poco más al
descubierto sus crecidos pechos.
Tom se los cubrió con las
manos y apretó con delicadeza.
—Te queda como un guante.
Tienes un cuerpo precioso.
La mirada de _______ se
iluminó.
—¿Lo crees de verdad?
—Por supuesto. —Le
acarició los pechos por encima de la tela, deslizando los pulgares por los sensibles
pezones.
_______ abrió un poco la
boca al notar las sensaciones que le provocaban sus dedos mientras la devoraba
con la mirada. Su marido estaba excitado y no lo ocultaba. Al contrario. Estaba
tratando de seducirla. Tom le echó el pelo a un lado y le pegó los labios a la
oreja.
—Piensa en cómo te
sentirás cuando te lo quite.
Y olvidándose de todo, le
besó el cuello, sacando un poco la lengua para probar el sabor de su piel.
—Hace mucho calor aquí,
¿no crees? —_______ se apoyó en él, cerrando los ojos.
—Y sólo acabamos de
empezar. —Tom se pegó a su espalda para que notara su prominente erección—.
Creo que estamos de acuerdo en que este modelo nos lo llevamos. Ahora, pruébate
otro.
Ella se volvió para
besarlo y le enredó los dedos en el pelo. Y siguió besándolo hasta que casi se olvidaron
de qué habían ido a hacer allí. Tom se acercó a la mesita y levantó el auricular
del teléfono.
—¿Patricia? Vamos a
necesitar más hielo.
CAP
81.-
Agosto
de 2012
Cerca
de Burlington, Vermont
A lo largo del invierno,
Paul cada vez pasó más tiempo con Allison. Iban a cenar y al cine. Flirteaban a
través de emails y mensajes de texto. Y en la granja de los Norris nunca
faltaba el café de Dunkin’ Donuts ni las galletas caseras. De hecho, su amistad
con Ali (porque seguía llamándola así) se había convertido en algo muy importante
para él. Siempre esperaba con ganas volver a verla el fin de semana. Y aunque
su relación física no había ido más allá de unos cuantos besos castos, su
conexión era cada vez mayor. Ambos se llevaron una enorme alegría cuando en
marzo le ofrecieron a Paul una plaza de profesor auxiliar en el Departamento de
Lengua Inglesa del Saint Michael’s College. No perdió tiempo discutiendo el
salario, un menor número de clases o cosas parecidas. Se limitó a aceptarlo.
Encantado. Le escribió un email a _______ contándole las novedades laborales y,
de este modo, reanudaron su amistosa correspondencia ocasional. La sorpresa de
Paul fue cuando menos mayúscula cuando en abril recibió un correo suyo en el
que le comunicaba que estaba embarazada.
Como llevaban varios
meses sin hablar, no se atrevió a preguntarle sobre su cambio de opinión respecto
al embarazo. No quería disgustarla. Su amistad era demasiado valiosa para él.
Y, además, no podía olvidar que Tom iba a revisar su tesina, así que se limitó
a escribirle un mensaje de felicitación y a prometerle que le enviaría un
regalo al bebé desde Vermont. En junio había defendido la tesina con éxito y se
había graduado por la Universidad de Toronto y a finales de agosto trasladó sus
libros a su nueva oficina del campus del St. Michael’s College. Era feliz. Podría
vivir en casa mientras ahorraba para la entrada de una vivienda propia. Ayudaría
en la granja cuando pudiera, aunque los nuevos empleados parecían tenerlo todo
bajo control. Y la
salud de su padre había
mejorado notablemente. Mientras desembalaba sus libros en la oficina, encontró
las figuras de Dante y Beatriz. Se dio cuenta de que la empresa que las
fabricaba había ignorado sus repetidas peticiones de que crearan una
figura de Virgilio. (Su
respuesta siempre era la misma: que Virgilio no era un héroe. Pero todo el
mundo necesita un poco de acción de vez en cuando.)
Mientras colocaba a Dante
y Beatriz sobre el escritorio, alguien llamó a la puerta.
—Adelante —dijo por
encima del hombro—. Está abierto.
—Hola.
Cuando Paul apartó la
vista de Dante y Beatriz y se volvió, Allison estaba en el umbral.
En ese instante, a pesar
de que la había visto mil veces y de que la conocía desde hacía años, se dio
cuenta de lo bonita que era. La cara, el pelo, los ojos... Era hermosa.
—He pensado que quizá te
encontraría aquí y que tal vez necesitaras ayuda.
—No hay que hacer gran
cosa. Sólo estaba colocando los libros. —Dejó la caja vacía en el suelo.
Los ojos de ella
perdieron su brillo.
—Oh, bueno. No quería
molestarte. Te dejo con tus cosas.
Cuando se volvió para
irse, a Paul el alma se le cayó a los pies.
—Espera.
Se levantó, se acercó a
ella y le cogió la mano.
—Me alegro de verte.
Allison le sonrió.
—Me alegro de que me
veas.
—Has estado fuera dos
semanas.
—Mi hermana necesitaba
ayuda con los niños. Sólo tenía previsto estar allí una semana, pero ya sabes cómo
son estas cosas. —Levantó la mano para apartarle el pelo de la frente—. Te he
echado de menos. Contaba los días.
—Yo también te he echado
de menos. Mucho.
Se quedaron mirándose en
silencio lo que pareció una eternidad, hasta que Paul recuperó el habla:
—Iba a tomarme un
descanso. ¿Te apetece ir a tomar pizza al American Flatbread?
—Me encantaría. —Allison
hizo ademán de ir a salir del despacho, pero Paul le tiró de la mano: Ella le
dirigió una mirada confusa.
—Rosas —susurró él,
acariciándole los nudillos con sus dedos encallecidos por el trabajo.
—¿Qué?
—Nuestra primera vez. Tu
piel olía a rosas.
Dos manchas de rubor
colorearon las mejillas de la chica.
—Pensaba que no te
acordabas.
Él la miró fijamente.
—¿Cómo podría olvidarlo?
Cada vez que huelo una rosa, pienso en ti.
—Ya no uso fragancia de
rosas. Me cansé.
Él le colocó la mano en
la mejilla. Allison se apoyó en ella y cerró los ojos.
—¿Volverías a usarla para
mí?
Ella abrió los ojos y lo
miró solemne.
—Sólo si vas en serio.
—Voy en serio —la tranquilizó,
dejando que leyera sus sentimientos en su mirada.
—Entonces sí.
Acercándose, Allison lo
besó. Paul cerró la puerta con un suave empujón y la abrazó.
4 O MAS Y AGREGO MAÑANA ... ADIOS :))
Tom todo un semental!! Un camison que no cubra los senos!! Hahahaha nunca lo habia vistooo..
ResponderBorrarPaul y Alison, me da gusto que esten juntos!! :)
Simon volvera con April?
Siguelaaaa Virgiii
Que bello paul *.* alfin estara juntos
ResponderBorrarQue pasara com simon :o
Siguela pronto *.*
:O Siii que alegría me da que Paul y Allison estén juntos otra vez :) jajaja un camisón que no cubra los senos :O y Tom como siempre tan lindo, espero los próximos caps me encantoooo
ResponderBorrarBueno ya hay 4 comentarios virgiii así que sube los próximos caps pleaseeee me muero x leerlos!!! ya me muero x leer la nueva fic de Tom se ve muy interesante :)
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